La crisis que se presenta actualmente en los sistemas de salud a causa del aumento de la inflación, las consecuencias que dejo la pandemia de COVID, las sacudidas económicas derivadas de la guerra en Ucrania. En el primer año de la pandemia, el producto interior bruto (PIB) regional cayó un 7%. Los ingresos públicos también disminuyeron, al mismo tiempo que el gasto social aumentó, lo que provocó un gran incremento de la deuda pública, debido a esto los recursos de los Gobiernos para la atención en salud son limitados porque recaudan muy pocos ingresos fiscales, al mismo tiempo las presiones para gastar más en salud aumentan a medida que los países intentan adoptar nuevas tecnologías y se enfrentan a las crecientes demandas para tratar el envejecimiento de la población y el aumento de la prevalencia de muchas enfermedades crónicas. En los próximos 10 años, la mayoría de los Gobiernos de la región tendrán que hacer frente a presupuestos muy ajustados. En este contexto, movilizar recursos nuevos y adicionales para la salud es un desafío arduo. Ahora más que nunca, la región necesita gastar de forma más inteligente en salud. Necesita “hacer lo correcto”, es decir, reorientar los recursos hacia estrategias e intervenciones que generen más valor por cada peso y debe “hacer bien las cosas”, es decir, lograr más salud y equidad con los mismos recursos. El gasto en salud inteligente tendrá más éxito cuando se incorpore como una práctica regular y sistemática y se enfoque en estos tres aspectos.
Un estudio del BID para América Latina y el Caribe proyectó el gasto en salud de 2018 a 2050 (Rao et al., 2022) y estimó que aumentará cada año un 2,7% en América Latina y un 4,7% en el Caribe. El estudio encontró que un indicador que combine los efectos del crecimiento económico, la tecnología y la inflación tendrá el mayor impacto en el gasto en salud futuro con las políticas actuales.
Las estrategias para lograr mejores acuerdos diferirán según las tecnologías en salud, ya que los mercados, los productos, los proveedores y los compradores varían mucho (Dubois et al., 2019; OMS, 2016). 2019; (Rosen y Tordrup, 2018; Silverman et al. enfermedad por reflujo) en exceso o de forma inadecuada (Hurley, 2014). El recorte parcial o total del gasto en salud en este tipo de prácticas, que tienen poco o ningún valor en relación con su costo, se denomina “desinversión” (Elshaug et al., 2007).
- Desperdicio: clínico, operativo y administrativo
El desperdicio clínico: incluye la prestación de servicios, medicamentos y tecnologías innecesarios, de escaso valor o perjudiciales.
Desperdicio operativo: Los sistemas de salud tienen un gran desperdicio operativo: gastos innecesarios y pacientes ingresan en hospitalización en lugar de ambulatorio. Las hospitalizaciones suelen ser más largas de lo necesario cuando el proceso de diagnóstico, tratamiento, evaluación y alta está mal coordinado.
3. Gastar menos en los insumos o servicios inadecuados.
Para gastar de forma inteligente, los países deben evitar comprar atención en salud que proporcione poco o ningún beneficio para la salud, perjudique a los pacientes o desperdicie los recursos.
- Desinversión en servicios con poco o ningún beneficio para la salud.
- Los médicos solicitan radiografías para lumbalgias o cefaleas y ecografías cardiacas en pacientes de bajo riesgo, lo que eleva los costos y no aporta ningún beneficio significativo. También recetan antibióticos, antipsicóticos e inhibidores de la bomba de protones (para la pérdida de valor por una mala administración de medicamentos, suministros, instalaciones y redes). Proveedores pueden comprar demasiados medicamentos o suministros para luego desechar los productos no utilizados En los hospitales se producen importantes desperdicios operativos debidos a la ineficacia de los servicios de alimentación, el consumo de energía, el consumo de agua y el mantenimiento. El flujo ineficiente de pacientes también puede contribuir al desperdicio en salud. Muchas intervenciones quirúrgicas son más costosas de lo necesario porque los pacientes ingresan en hospitalización en lugar de ambulatorio. Las hospitalizaciones suelen ser más largas de lo necesario cuando el proceso de diagnóstico, tratamiento, evaluación y alta está mal coordinado.
- Los sistemas de salud con múltiples aseguradoras gastan mucho en facturación e informes. Los pagadores únicos o los servicios de salud nacionales suelen tener menos costos asociados a la facturación, Sin embargo, los procesos administrativos pueden ser lentos y costosos cuando estos tienen un rendimiento deficiente y una escasa rendición de cuentas. Así, reducir el desperdicio administrativo requiere un análisis detallado de los procedimientos y procesos para identificar y resolver los problemas.
Conclusiones
https://criteria.iadb.org/sites/default/files/2023-10/Gasto-inteligente-en-salud-como-hacer-que-cada-peso-cuente.pdfhttps://criteria.iadb.org/sites/default/files/2023-10/Gasto-inteligente-en-salud-como-hacer-que-cada-peso-cuente.pdf
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